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POPULISMOS PARA SALIR DE LA CRISIS

Imagen de javier.villoslada

Si te asustan los escritos que tienen más de diez líneas, sáltate todo y vete al final. Pero si te interesa la base argumental,… dedica diez minutos como máximo, y léelo entero.

Desde diferentes extremos del espectro político español se hacen propuestas para decidir qué hay que hacer para salir de la crisis económica actual, causada por la pandemia. Bastantes de esas propuestas tienen, en mi opinión, un aroma populista difícil de ocultar.

No me entretendré ahora en comentar aquellas que se pretenden justificar desde la mentira y la carencia de honorabilidad, como por ejemplo las que se oyen desde las tribunas de Vox, algunas que hemos oído al gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid o las que animan los telediarios cada semana, procedentes de la Casa Blanca en los EE.UU.

Pero sí quisiera hacer una brevísima recalada en algunas recientes declaraciones del Sr. Iglesias, a veces como vicepresidente del gobierno y a veces como representante de Podemos.

Y me referiré a cómo ha tratado de justificar su última propuesta que la prensa ha denominado “el impuesto a los ricos”.

Rescatamos a la banca

La primera frase, populista donde las haya, es que “ya que nosotros rescatamos a la banca” … Y la pregunta que ya se han hecho muchas personas, y que yo creía que ya estaba superada a estas alturas de curso es: ¿Qué significa eso de ‘rescatar a la banca’? Pensaba yo que, en general, el mundo razonablemente informado ya había asumido en primer lugar que nunca se inyectó dinero en la banca privada sino en las Cajas de Ahorros, figura bastante parecida a una ‘banca pública’.

Veamos por ejemplo el caso de CajaMadrid y sus fusiones inducidas (Bancaja, caja Canarias, caja Segovia, …etc.) de donde surgió Bankia. Se le inyectaron 23.000 millones de euros de dinero público, para evitar su quiebra. Si Bankia hubiera quebrado, sus millones de depositantes hubieran reclamado la ejecución del Fondo de Garantía de Depósitos para sus depósitos de hasta 100.000 eur, y esto hubiera supuesto del orden de 60.000 millones de euros (tres veces más que ‘el rescate’).

Por otra parte, con la prima de riesgo en esas fechas por encima de 650 puntos, con la banca en quiebra, si no se hubiera parado el proceso la prima de riesgo habría seguido subiendo o se hubiera mantenido por más tiempo en lugar de bajar a los 150 puntos actuales. Cabe recordar que cada 100 puntos de prima de riesgo cuesta al estado, en intereses de la deuda, en el entorno de los 10.000 millones anuales. Es decir, si “rescatando” a las Cajas de Ahorros se logró bajar la prima de riesgo más rápidamente (no habrá muchos que lo duden) … pues suma y sigue.

Pero, por otro lado, lo que logró con esa inyección de 23.000 millones (51.000 millones para el conjunto de entidades del país) fue sobre todo que los ciudadanos y las empresas depositantes de sus ahorros no los perdieran. Los accionistas no fueron rescatados (por ejemplo la acción de Bankia perdió el 99% de su valor), los empleados sufrieron recortes, los directivos fueron todos sustituidos y algunos juzgados y encarcelados.

Así es que, cabe concluir, el dinero inyectado en las cajas de Ahorro logró ahorrar mucho más dinero al Estado (a nosotros) y logró que los ciudadanos y las empresas no perdieran sus ahorros.

Para los casos individuales de abuso, mala gestión, escándalos, … etc. exíjase las responsabilidades que correspondan. Blesa está muerto, Rato en la cárcel, … y con los demás que se proceda del modo que se considere justo y adecuado.

Que los más ricos pague más

La segunda frase es “los ricos estarán encantados de contribuir más a salir de la crisis”

Es posible. En posts anteriores de este blog he defendido esa idea. Pero no estoy de acuerdo con el mecanismo propuesto. Se ha mostrado de forma evidente a lo largo de los años que el impuesto sobre el patrimonio no es un instrumento impositivo adecuado: ni es justo (doble imposición), ni es equilibrado (premia al dilapidador frente al ahorrador), ni es eficaz (recaudación escasa y peligro de movimiento de capitales/inversiones a otros países)

 Los “ricos, ricos”, es decir “las grandes fortunas” nunca han pagado por este impuesto, pues su riqueza se manifiesta a través de sociedades y fondos que eluden el impuesto y que, eventualmente, están a un click de trasladarse a otro país europeo, de forma legal, no estoy hablando de paraísos fiscales.

Es curioso que ningún país de la Unión Europea tengan esta figura impositiva, y quienes lo tuvieron lo han eliminado (Francia la última, en 2018)

No soy economista, pero creo que, ya sea desde posiciones ortodoxas o heterodoxas, se entiende que en época de crisis es necesario fomentar la inversión, que es una manera de aplicar el ahorro. Por lo que, desincentivar el ahorro mediante un impuesto adicional sobre el mismo, … no parece muy hábil medida.

 

Propuestas inteligentes, atrevidas e innovadoras

Eso es lo que necesitamos. Inteligencia, innovación, audacia, … pero no más populismo.

El ahorro, por el que ya se tributó mientras se generaba en el IRPF, debe moverse ágilmente, e invertirse en la actividad empresarial, en la modernización industrial, en la investigación, en el medioambiente, …

De esta manera, mejor que de ninguna otra, se frenará el desempleo, se incrementará la competitividad empresarial, se generarán nuevos puestos de trabajo de mayor valor añadido, y se mejorará la cuestión medioambiental, tan vital o más que la pandemia actual.

Así es que, en lugar de anatematizar y animar al ahorro a salir hacia otros polos de inversión fuera de España, es preciso fomentarlo y animar a que se invierta audazmente, e innovadoramente.

Mucho mejor que mantener, o incluso extender de modo más generalizado, el inadecuado impuesto del patrimonio, propongo crear escenarios de inversión prioritarios, incentivados, y con un fuerte apoyo de difusión. Es decir, a fin de cuentas, generar canales idóneos de inversión, audaces, con cierto riesgo, pero con razonables expectativas a medio y largo plazo.

Con todo ese dinero nuevo invertido, fuera de canales especulativos, fuera del entorno inmobiliario, y fuera del marco financiero sin base real, se generará mucho más empleo que por vía del impuesto del patrimonio, y consecuentemente se generarán muchos más impuestos por vía de la actividad empresarial y por el propio IRPF.

Y si se hace bien, con una buena campaña de imagen, con unas buenas propuestas profesionales y bien planteadas, que dejen espacio a la honorabilidad de los ahorradores, y que aplaudan y honren la inversión no especulativa, sí creo en lo que decía el Sr. Iglesias. Que los ahorradores estarán encantados en contribuir por esta vía, y en ser socialmente reconocidos por su contribución.

Cuando alguien tiene mucho dinero, por lo general (salvo avaros patológicos) no es su máxima prioridad consegir más dinero. Una vez que han logrado satisfacer sus necesidades, sus caprichos y los de sus familiares, se sienten atraídos por el reconocimiento. De hecho, si siguen acaparando más dinero y ser aun más ricos es porque en sus círculos (y muchas veces fuera de ellos también) la riqueza se reconoce como éxito, como poder, como glamour. Ofrezcamos un marco diferente, que muestre reconocimiento a la capacidad de inversión innovadora y audaz. Creemos un ambiente de éxito social en este contexto, y generemos un ambiente de rechazo social y aislamiento a quienes se quedan al margen.

No estoy hablando de utopías. Creo que es un proyecto de gobernanza muy claro y razonablemente pensado. Exige asumirlo, diseñarlo, lanzarlo y ponerlo en práctica. Ni más, ni menos. Solo hacer las cosas bien y rápido, sin intereses partidistas, sin cálculos electorales, sin insultos, sin descalificaciones. Para empezar, todos por lo mismo, y permitiendo que todos se sientan protagonistas. Ni malos ni buenos. Solo ciudadanos concienciados, con la ilusión de vivir juntos un futuro común, donde los máximos insolidarios, egoístas, envidiosos o vengativos serán relegados, solos y sin apoyo.

Se trata, sencillamente, de un proyecto de país, un proyecto común, un cambio de valores antiguos y carcomidos por otros frescos e innovadores. Si los políticos abandonan sus rancias y deshonestas peleas por una ética solidaria, y si los medios de comunicación cambian sus intereses de manipulación, sus programas de opinión, por una nueva misión que busque redefinir, ejemplarizar y difundir un nuevo concepto de éxito social,... entonces estaremos empezando a ganar la batalla. La batalla de todos. La de ellos y la de nosotros. Las organizaciones religiosas no van a oponerse a ello, y las fuerzas armadas tampoco.

Si no hay nada que temer aquí en la Tierra ni allá en el Cielo,.. ¿a qué estamos esperando?