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Blog de javier.villoslada

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ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES EN COVID19

Fuentes: OMS, Agencia Española del Medicamento, Rtve, Farmaindustria

La investigación en torno al Covid19

Las investigaciones que se están llevando a cabo en el mundo, de manera acelerada, en el ámbito del Covid19 se enfocan sustancialmente en tres áreas: a) Vacunas, b) Tratamientos y c) Estudios observacionales.

En españa, actualmente, existen 10 investigaciones en marcha sobre vacunas, 95 ensayos clínicos solicitados para tratamientos terapéuticos y 132 estudios observacionales.

Vacunas: Son preparaciones biológicas capaces de generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos dentro del organismo. Habitualmente, se basan en el microorganismo patógeno (bacterias o virus), muerto o debilitado, sus toxinas o alguna de sus proteínas. Este proceso estimula el sistema inmunológico para que sea capaz de reconocer más adelante al agente patógeno como una amenaza y destruirlo, después de generar lo que se conoce como "memoria inmunológica". Las vacunas se usan con carácter profiláctico, para prevenir o restar agresividad a futuras infecciones. 

Tratamientos: Medicamentos, basados en nuevas moléculas o en fármacos ya utilizados para otras enfermedades, que puedes ser eficaces para luchar contra el Covid19. Típicamente trabajan en tres direcciones: a) frenar el propio virus (antivirales), b) paliar la respuesta inmunológica exagerada (antiinflamatorios e inmunosupresores) y c) dirigir el sistema inmunológico (anticuerpos)

Estudios observacionales: Son investigaciones complementarias que se llevan a cabo en muchos hospitales por los propios profesionales clínicos, en las que se recogen datos de salud de los pacientes con el fin de analizar el uso, la seguridad o la efectividad de los

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LAS MEJORES OPORTUNIDADES SURGEN EN LAS INTERSECCIONES

Dado que ya conocemos el percal, me anticipo, como siempre, a decir que entiendo tu pereza cuando miras hacia abajo y ves que este artículo tiene más de diez líneas. Pero te invito a que dediques 10 minutos, con la mente abierta, que es lo que, como máximo, te va a llevar su lectura. Y luego opina, si te sientes invitado a ello.

 

Aprendimos a responder a preguntas, que ahora han cambiado

La pandemia provocada por el Covid19 ha puesto patas arriba muchas de nuestras prácticas habituales, ha removido los cimientos de nuestras economías y ha hecho a mucha gente preguntarse sobre algunas cuestiones importantes de su desarrollo vital, y en particular sobre su escala de valores.

Como se ha dicho repetidamente, hemos aprendido a lo largo de nuestra vida muchas respuestas, pero el problema es que una buena parte de ellas ya no valen por el sencillo hecho de que se han cambiado las preguntas.

Aprendimos responder a la pregunta ¿qué es España? Pero la pregunta ha cambiado a ¿cómo salimos de esta crisis mundial? Las respuestas aprendidas a ¿qué es España? no tienen ahora relevancia para responder a la nueva pregunta, para la que no tenemos respuesta preparada.

Aprendimos a responder a la pregunta ¿cómo educar a los hijos o a los nietos en ciudadanía, en respeto, en honestidad y en responsabilidad? Pero la pregunta ha cambiado a ¿cómo lograr que nuestros llamados “representantes políticos” no sirvan de mal ejemplo para nuestros hijos o nietos? No tenemos respuestas preparadas para esta nueva pregunta. Y desde luego, aplausos o canciones en los balcones contra cacerolas no es la respuesta.

Aprendimos a responder a la pregunta ¿cómo me preparo para acceder a un trabajo honrado y duradero? Pero la pregunta ha cambiado a ¿qué puedo hacer para crear valor añadido y desarrollar soluciones económicas innovadoras? No tenemos respuestas preparadas. Pero la respuesta que se nos ocurre, procedente de nuestro antiguo pensamiento, más educación en general y más subvenciones de subsistencia, no es la respuesta.

Aprendimos a responder a la pregunta ¿quiénes son mis amigos y quiénes mis enemigos? Pero la pregunta ha cambiado a ¿Cómo podemos alinearnos juntos para salir de esta crisis? Y aquí si me gustaría poner las primeras losetas que sirvan para pavimentar el camino que nos queda por andar.

Una de las claves para encontrar este camino y salir de la crisis actual es aprender a situarse en la interfaz.

Uno de los grandes problemas para hacer más eficiente el avance de la Humanidad es, precisamente, la escasez de interfaces, es decir, de personas, estructuras y organizaciones que se mueven en esa zona intermedia entre lo uno y lo otro.

 

Cruce de caminos

Es conocido y característico del análisis de cualquier sistema nacional de ciencia, investigación e innovación, por ejemplo, que el punto más débil es la carencia de buenas interfaces. Así se lleva diagnosticando en España desde que trabajo en el mundo de la consultoría de innovación y emprendimiento, allá por los años 90’. Se afirma, con razón, que la ciencia española está razonablemente desarrollada y cuenta con buenas instalaciones y equipos para la investigación, con independencia de que los recortes de los últimos años han tensado mucho la cuerda. Pero donde está el cuello de botella es en la tradicional incapacidad de nuestro sistema científico para trasladar los resultados de la investigación a la industria.

Quisiera llevar esta evidencia conocida desde hace 30 años al ámbito de la política y la economía. Estamos buscando respuestas a la pregunta ¿dónde encontrar oportunidades de regeneración y cambio, aprovechando este momento en que todo está revuelto? Mi primera aproximación es: las mejores oportunidades se encuentran en las intersecciones.

Supongamos que voy caminando por el campo en dirección N-S, absorto en mis pensamientos. Poco nuevo voy a aprender. Poco voy a descubrir. Y así, cruzaré el monte, llegaré al otro lado, y estaré como al principio.

Supongamos que otro individuo muy diferente a mí, con otras ideas, con otros valores, con otros miedos y con otros afanes, está también cruzando el monte, pero siguiendo un camino trasversal, en dirección E-O. Y nos encontramos en la intersección. No nos conocemos. No sabemos nada el uno del otro. No tenemos prejuicios formados de antemano. Sacamos la bota, la tortilla, y tomamos algo juntos mientras charlamos. Luego cada uno prosigue su camino.

Pero ahora, después de la intersección de caminos, mis pensamientos son muy diferentes. Pienso en la conversación. En el aspecto del otro senderista. En algunas ideas que han surgido de la charla y que, al contrastar con las mías, ha despertado el interés en repensar mis puntos de vista que venía rumiando durante la primera parte del camino, antes de la intersección.

El cruce de caminos, las intersecciones, las interfaces, provocan oportunidades de avanzar y de innovar en los pensamientos propios. Por el contrario, el rodearse de los tuyos, de la tribu, de los que dicen lo que quieres oír, de los medios de comunicación que vocean los argumentos y razones que te permiten afianzarte en tus pensamientos en los que estás enraizado, solo te llevará a que las oportunidades pasen por delante de ti y ni las percibas ni las puedas aprovechar.

 

Cómo acabar con las buenas oportunidades y seguir empeñado en el rumbo a ninguna parte

Cuando muchos políticos actuales, y medios de comunicación, se esfuerzan en subrayar las anécdotas poco importantes pero que destacan los puntos flojos de su contrincante, y olvidan intencionadamente los grandes logros que consiguen con su esfuerzo, están matando las oportunidades que la crisis actual está sacando a la luz.

Por ejemplo, cuando dedican una sesión parlamentaria a rasgarse las vestiduras a propósito de si el número de fallecidos se ha movido hacia arriba o hacia abajo (cuando no existe una definición clara y definitiva de qué es “muerte por Covid19”) y se oculta deshonestamente el impresionante éxito de todo el país, habiendo conseguido controlar, minimizar y salvar a la población de un desastre total, … se está jugando a tirar las nuevas oportunidades por la borda. Estos políticos, estos medios de comunicación, estos tertulianos, están encasillándose en los lugares más oscuros y profundos de sus rincones tribales, alejándose cada día de la interfaz.

Desde luego no vamos a ser tan ingenuos como para creer que todo el mundo es bueno. Pero tampoco deberíamos tener el colmillo retorcido y sumarnos a aquello de que el hombre es un lobo para el hombre. Por lo general, solemos tener aciertos y fallos, y también buenas y malas intenciones. Pero querer destacar los fallos y las maldades es alejarse de la interfaz, mientras que aprender a ver los aciertos y las bondades permite ir encontrando oportunidades.

Los contrincantes no tienen por qué ser enemigos a derribar. Eso se aprende practicando el juego. Jugando a ganar, pero con las reglas, sin trampas y por supuesto frente a tu contrincante, que no es tu enemigo.

 

Círculo virtuoso o círculo vicioso

Por último, quisiera hacer una anotación para diferenciar entre las personas del pueblo y los que se erigen “profesionalmente” como sus representantes, quienes, según está quedando patente, no nos representan. Estamos ante la dicotomía “círculo vicioso” frente a “círculo virtuoso”.

En un círculo virtuoso, los ciudadanos eligen a líderes que gestionan los recursos comunes disponibles para lograr el desarrollo del conjunto hacia metas que produzcan mayor bienestar, equilibrio y sostenibilidad. Así los ciudadanos se sienten más satisfechos y confortables, y reconocen con respeto y orgullo a sus representantes, quienes, harán lo posible por merecer cada día ese respeto y reconocimiento, lo que llevará a que se aproximen cada vez más los discursos políticos, en los aspectos sustanciales de la vida, dado que el objetivo es similar y se realimenta positivamente.

En un círculo vicioso, los ciudadanos eligen a líderes que persiguen objetivos dictados por sus ambiciones personales, su limitada visión de lo común, su carencia de ideas innovadoras y sus oscuros deseos de venganza o de soberbia callejera. Se dejan empujar por agazapados asesores del marketing social, e incitan a los ciudadanos al enfrentamiento, a la deshonestidad y al insulto. A los políticos, medios de comunicación y tertualianos que se comportan así, les interesa hacer aparecer a "los otros" no como senderistas con los que te cruzas, ni siquiera como contrincantes con los puedes jugar según las reglas, sino como enemigos que te amenazan, y por lo tanto necesitas la "protección" de aquellos, frente a estos enemigos. Así logran polarizar a un pueblo que pudiendo mejorar su vida solo hace que empeorarla, tanto en lo moral como en lo económico. Los ciudadanos entonces elegirán de nuevo a esos líderes incapaces, no porque les mejoren la vida, sino porque han picado el anzuelo de pensar que les defienden del enemigo. Y el círculo vicioso cada vez más empobrece al pueblo, los hace más incultos y más violentos.

 

Interfaz como engranaje capaz de mover la energía entre diferentes ámbitos

Me gustaría, para terminar este ya demasiado largo artículo, distinguir entre “interfaz” y “negociación”, y distinguir entre "interfaz" y "tender puentes de diálogo". No son solo sutiles diferencias sino una cuestión de base: actuar en la interfaz es, precisamente, posicionarse y actuar, con un plan, unos objetivos y unos recursos. Por eso, cuando hablo de acercarse a la interfaz, no hablo de “negociar” en los términos generalmente trileros y calculadores en que nuestros políticos entienden el concepto “negociar”. Y tampoco hablo solo de "tender puentes" en el sentido usual del término.

Siguiendo con la comparación que hacía al referirme al sistema nacional de ciencia e innovación, hace mucho tiempo que se están “tendiendo puentes” y que se está “hablando para entenderse” pero el resultado sigue siendo muy escaso. Interfaz, tal como yo lo entiendo, es un engranaje, una caja de cambios, que transforma la energía presente en un estado a energía presente en otro estado. Y mediante esta transmisión se optimiza el rendimiento total del sistema. Es por lo tanto algo activo, programado, con una misión concreta.

Tender puentes de diálogo, o hablar para entenderse, son más bien actitudes genéricas, en cierto modo pasivas, en tanto que moverse en la interfaz supone una elevada proactividad, un plan, un diseño de los mecanismos y una vigilancia para su buen funcionamiento. Por supuesto no será posible llegar a ello de modo inmediato, desde la deteriorada convivencia social a la que algunos ineptos y deshonestos líderes nos quieren conducir. Y está bien empezar por ir acercándose a las interfaces a través de provocar intersecciones creativas, y empezando a comprender la exigencia prioritaria de aprovechar las nuevas oportunidades, que la crisis de la pandemia ha sacado a la luz. Es necesario valorizar a la inmensa mayoría del pueblo, que son gente de bien, y dejar de acentuar las tóxicas bravuconadas de algunos líderes políticos. Pero después, hay que poner el foco en el diseño y operativa de los engranajes de transmisión, es decir, en las interfaces.

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POPULISMOS PARA SALIR DE LA CRISIS

Si te asustan los escritos que tienen más de diez líneas, sáltate todo y vete al final. Pero si te interesa la base argumental,… dedica diez minutos como máximo, y léelo entero.

Desde diferentes extremos del espectro político español se hacen propuestas para decidir qué hay que hacer para salir de la crisis económica actual, causada por la pandemia. Bastantes de esas propuestas tienen, en mi opinión, un aroma populista difícil de ocultar.

No me entretendré ahora en comentar aquellas que se pretenden justificar desde la mentira y la carencia de honorabilidad, como por ejemplo las que se oyen desde las tribunas de Vox, algunas que hemos oído al gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid o las que animan los telediarios cada semana, procedentes de la Casa Blanca en los EE.UU.

Pero sí quisiera hacer una brevísima recalada en algunas recientes declaraciones del Sr. Iglesias, a veces como vicepresidente del gobierno y a veces como representante de Podemos.

Y me referiré a cómo ha tratado de justificar su última propuesta que la prensa ha denominado “el impuesto a los ricos”.

Rescatamos a la banca

La primera frase, populista donde las haya, es que “ya que nosotros rescatamos a la banca” … Y la pregunta que ya se han hecho muchas personas, y que yo creía que ya estaba superada a estas alturas de curso es: ¿Qué significa eso de ‘rescatar a la banca’? Pensaba yo que, en general, el mundo razonablemente informado ya había asumido en primer lugar que nunca se inyectó dinero en la banca privada sino en las Cajas de Ahorros, figura bastante parecida a una ‘banca pública’.

Veamos por ejemplo el caso de CajaMadrid y sus fusiones inducidas (Bancaja, caja Canarias, caja Segovia, …etc.) de donde surgió Bankia. Se le inyectaron 23.000 millones de euros de dinero público, para evitar su quiebra. Si Bankia hubiera quebrado, sus millones de depositantes hubieran reclamado la ejecución del Fondo de Garantía de Depósitos para sus depósitos de hasta 100.000 eur, y esto hubiera supuesto del orden de 60.000 millones de euros (tres veces más que ‘el rescate’).

Por otra parte, con la prima de riesgo en esas fechas por encima de 650 puntos, con la banca en quiebra, si no se hubiera parado el proceso la prima de riesgo habría seguido subiendo o se hubiera mantenido por más tiempo en lugar de bajar a los 150 puntos actuales. Cabe recordar que cada 100 puntos de prima de riesgo cuesta al estado, en intereses de la deuda, en el entorno de los 10.000 millones anuales. Es decir, si “rescatando” a las Cajas de Ahorros se logró bajar la prima de riesgo más rápidamente (no habrá muchos que lo duden) … pues suma y sigue.

Pero, por otro lado, lo que logró con esa inyección de 23.000 millones (51.000 millones para el conjunto de entidades del país) fue sobre todo que los ciudadanos y las empresas depositantes de sus ahorros no los perdieran. Los accionistas no fueron rescatados (por ejemplo la acción de Bankia perdió el 99% de su valor), los empleados sufrieron recortes, los directivos fueron todos sustituidos y algunos juzgados y encarcelados.

Así es que, cabe concluir, el dinero inyectado en las cajas de Ahorro logró ahorrar mucho más dinero al Estado (a nosotros) y logró que los ciudadanos y las empresas no perdieran sus ahorros.

Para los casos individuales de abuso, mala gestión, escándalos, … etc. exíjase las responsabilidades que correspondan. Blesa está muerto, Rato en la cárcel, … y con los demás que se proceda del modo que se considere justo y adecuado.

Que los más ricos pague más

La segunda frase es “los ricos estarán encantados de contribuir más a salir de la crisis”

Es posible. En posts anteriores de este blog he defendido esa idea. Pero no estoy de acuerdo con el mecanismo propuesto. Se ha mostrado de forma evidente a lo largo de los años que el impuesto sobre el patrimonio no es un instrumento impositivo adecuado: ni es justo (doble imposición), ni es equilibrado (premia al dilapidador frente al ahorrador), ni es eficaz (recaudación escasa y peligro de movimiento de capitales/inversiones a otros países)

 Los “ricos, ricos”, es decir “las grandes fortunas” nunca han pagado por este impuesto, pues su riqueza se manifiesta a través de sociedades y fondos que eluden el impuesto y que, eventualmente, están a un click de trasladarse a otro país europeo, de forma legal, no estoy hablando de paraísos fiscales.

Es curioso que ningún país de la Unión Europea tengan esta figura impositiva, y quienes lo tuvieron lo han eliminado (Francia la última, en 2018)

No soy economista, pero creo que, ya sea desde posiciones ortodoxas o heterodoxas, se entiende que en época de crisis es necesario fomentar la inversión, que es una manera de aplicar el ahorro. Por lo que, desincentivar el ahorro mediante un impuesto adicional sobre el mismo, … no parece muy hábil medida.

 

Propuestas inteligentes, atrevidas e innovadoras

Eso es lo que necesitamos. Inteligencia, innovación, audacia, … pero no más populismo.

El ahorro, por el que ya se tributó mientras se generaba en el IRPF, debe moverse ágilmente, e invertirse en la actividad empresarial, en la modernización industrial, en la investigación, en el medioambiente, …

De esta manera, mejor que de ninguna otra, se frenará el desempleo, se incrementará la competitividad empresarial, se generarán nuevos puestos de trabajo de mayor valor añadido, y se mejorará la cuestión medioambiental, tan vital o más que la pandemia actual.

Así es que, en lugar de anatematizar y animar al ahorro a salir hacia otros polos de inversión fuera de España, es preciso fomentarlo y animar a que se invierta audazmente, e innovadoramente.

Mucho mejor que mantener, o incluso extender de modo más generalizado, el inadecuado impuesto del patrimonio, propongo crear escenarios de inversión prioritarios, incentivados, y con un fuerte apoyo de difusión. Es decir, a fin de cuentas, generar canales idóneos de inversión, audaces, con cierto riesgo, pero con razonables expectativas a medio y largo plazo.

Con todo ese dinero nuevo invertido, fuera de canales especulativos, fuera del entorno inmobiliario, y fuera del marco financiero sin base real, se generará mucho más empleo que por vía del impuesto del patrimonio, y consecuentemente se generarán muchos más impuestos por vía de la actividad empresarial y por el propio IRPF.

Y si se hace bien, con una buena campaña de imagen, con unas buenas propuestas profesionales y bien planteadas, que dejen espacio a la honorabilidad de los ahorradores, y que aplaudan y honren la inversión no especulativa, sí creo en lo que decía el Sr. Iglesias. Que los ahorradores estarán encantados en contribuir por esta vía, y en ser socialmente reconocidos por su contribución.

Cuando alguien tiene mucho dinero, por lo general (salvo avaros patológicos) no es su máxima prioridad consegir más dinero. Una vez que han logrado satisfacer sus necesidades, sus caprichos y los de sus familiares, se sienten atraídos por el reconocimiento. De hecho, si siguen acaparando más dinero y ser aun más ricos es porque en sus círculos (y muchas veces fuera de ellos también) la riqueza se reconoce como éxito, como poder, como glamour. Ofrezcamos un marco diferente, que muestre reconocimiento a la capacidad de inversión innovadora y audaz. Creemos un ambiente de éxito social en este contexto, y generemos un ambiente de rechazo social y aislamiento a quienes se quedan al margen.

No estoy hablando de utopías. Creo que es un proyecto de gobernanza muy claro y razonablemente pensado. Exige asumirlo, diseñarlo, lanzarlo y ponerlo en práctica. Ni más, ni menos. Solo hacer las cosas bien y rápido, sin intereses partidistas, sin cálculos electorales, sin insultos, sin descalificaciones. Para empezar, todos por lo mismo, y permitiendo que todos se sientan protagonistas. Ni malos ni buenos. Solo ciudadanos concienciados, con la ilusión de vivir juntos un futuro común, donde los máximos insolidarios, egoístas, envidiosos o vengativos serán relegados, solos y sin apoyo.

Se trata, sencillamente, de un proyecto de país, un proyecto común, un cambio de valores antiguos y carcomidos por otros frescos e innovadores. Si los políticos abandonan sus rancias y deshonestas peleas por una ética solidaria, y si los medios de comunicación cambian sus intereses de manipulación, sus programas de opinión, por una nueva misión que busque redefinir, ejemplarizar y difundir un nuevo concepto de éxito social,... entonces estaremos empezando a ganar la batalla. La batalla de todos. La de ellos y la de nosotros. Las organizaciones religiosas no van a oponerse a ello, y las fuerzas armadas tampoco.

Si no hay nada que temer aquí en la Tierra ni allá en el Cielo,.. ¿a qué estamos esperando?

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O ELLOS O NOSOTROS

Entre los representantes políticos, en los medios de comunicación, en las tertulias, en el púlpito de las iglesias, en los balcones, en la calle, … pronunciada o pensada en silencio, la frase es “O ellos o nosotros”.

Todos sabemos que, esencialmente, somos humanos, que tenemos un genoma común, una historia compartida, y un futuro que tendremos que compartir.

Sin embargo tenemos una capacidad muy limitada para sentirnos parte de ese colectivo único.

Nos diferencia el color de la piel, la lengua que hablamos o la tierra que habitamos. Pero nos une, ni más ni menos, que somos prácticamente iguales en el 99% de nuestras características: Cómo nacemos, cómo crecemos, cómo nos alimentamos, cómo aprendemos, cómo nos reproducimos, cómo trabajamos, cómo nos divertimos, cómo enfermamos, cómo sanamos, cómo lloramos, cómo reímos, cómo amamos, cómo odiamos, cómo morimos.

Quizás el Covid19 haya traído consigo la oportunidad de que se caiga el velo que nos está cegando y que comencemos a ver nuestra realidad común. Frente al virus todos nos hemos visto afectados de modo similar. Hay quien quiere aprovechar la situación para arrimar el ascua a su sardina, intentando presentar una foto de cómo son los OTROS, los malos, los manipuladores, los incompetentes, los aprovechados, los mentirosos, y para presentar dicha foto no tienen empalago en mentir, en ser incompetentes, en aprovecharse, en manipular.

Algunos dan golpes a una cacerola para mostrarse ELLOS frente a los OTROS. Quienes durante semanas salían a las ocho a aplaudir en homenaje a los sanitarios, terminan saliendo a aplaudir para mostrar su rechazo a los OTROS y sentirse ELLOS.

Se difunden entre ELLOS mensajes de “pásalo” pidiendo firmas para reclamar la dimisión de Fulanita de Tal, y se difunden mensajes de “pásalo” entre los OTROS pidiendo la dimisión de Zutanito de Cual.

Cada uno, con su escasa visión, se siente parte de un pequeño grupo, que son ELLOS frente a los OTROS. Pero el gran grupo, la Humanidad entera, está formada tanto por ELLOS como por los OTROS, y sin grandes diferencias entre ambos.

ELLOS se sienten crecidos al ritmo marcial de las cacerolas. Los OTROS se sienten frustrados, intercambiándose comentarios más o menos sarcásticos y terminando usualmente con un “no tenemos arreglo”. Y ELLOS con ellos, los OTROS con los otros, o viceversa, se termina perpetuando esta esterilidad social en que hemos venido viviendo.

Pero es todo un juego de artificio. Una gran tramoya de cartón-piedra. Porque los UNOS que aplauden, o los OTROS que golpean cacerolas, son gente del pueblo, buenas gentes, personas normales, miembros de familias sencillas, manipulados por unos pocos que se consideran a sí mismo líderes sociales, pero que si algún día, ante la Historia o ante el Juicio Final, terminaran rindiendo cuentas, quedarían muy empequeñecidos.

Es el momento del pueblo. De la Humanidad. Del gran grupo. Del único grupo formado tanto por los unos como por los otros. Y es el momento de que algún verdadero líder tome en su mano la bandera de la solidaridad, la empatía, la ética y el respeto. Y detrás de esa bandera nos pondremos todos. Los que aplauden y los que golpean cacerolas. Y tras esa bandera, todas las buenas gentes dejaremos a un lado a quienes pretendan seguir aprovechándose, seguir mintiendo con deshonor, seguir violentando el sentido común y nuestro natural sentimiento de ser iguales. Iguales frente al virus, iguales frente al planeta en que vivimos, iguales frente a la alegría, iguales frente a la tristeza, iguales frente a la vida, e iguales frente a la muerte.

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EL LENGUAJE COMO DETONANTE Y CALDO DE CULTIVO

Siempre he pensado que el lenguaje no es solamente un vehículo de comunicación entre las personas. Creo firmemente que el lenguaje tiene algún tipo de vida propia por sí mismo. Es decir, es capaz de influir en el desarrollo de las situaciones en que interviene.

Al igual que al efectuar la medida de una magnitud cualquiera hay que considerar que el instrumento de medida está, de hecho, influyendo por sí mismo en la propia magnitud que se desea medir, en la comunicación humana el lenguaje utilizado está influyendo en el mensaje que se desea transmitir.

Desde esta perspectiva, pienso que el lenguaje influye extraordinariamente en la forma en que se recibe el mensaje. Se puede decir lo mismo, pero según las palabras y expresiones que utilice el emisor, la predisposición del receptor a interpretar el contenido del mensaje puede ser muy diferente.

Pero también, además, la propia situación que se pretende comunicar terminará afectada por el leguaje que se utiliza para su descripción.

Así pues, el lenguaje no es en modo alguno aséptico. Influye en la predisposición del receptor e incluso puede modificar la situación misma objeto de la comunicación.

A propósito de las circunstancias excepcionales que estamos viviendo en estos últimos meses, se ha multiplicado enormemente la cantidad de mensajes que se emiten y se reciben, y sobre todo se ha disparado la concentración de mensajes en torno a unos pocos temas recurrentes.

Con frecuencia le llegan a uno mensajes por diversos medios (repetitivamente a través de WhatsApp) en los que el núcleo del mensaje aparece acompañado de diversos adjetivos como por ejemplo: ‘¡qué vergüenza!’, ‘¡qué horror!’, ‘¡es tremendo!’, ‘¡esto es increíble!’, ‘¡qué espanto!, ‘¡qué escándalo!’,… etc. y que, a su vez, son respondidos con breves comentarios de esta misma índole.

Estoy convencido de que estos cantos de corte un tanto apocalíptico, emitidos en mi opinión de modo espontáneo pero poco reflexivo, contribuyen a distorsionar el mensaje en cuanto al modo en que es visto por el receptor y, además, sostengo que modifican el asunto que se transmite. El desescalado será diferente según se hable del mismo, como será diferente la manera en que se solucionen problemas puntuales según el lenguaje con que se describan.

Yo creo que si se reflexiona un poco antes de emitir un mensaje, y especialmente antes de hacer un rápido comentario de respuesta catastrofista, quizás se vea que es mejor crear un buen ambiente favorable con un lenguaje abierto, comprensivo, positivo.

No es bueno estar continuamente rasgándose las vestiduras y clamando al cielo. Solo contribuye a un mal ambiente general y a que los asuntos que se pretenden comunicar se vean de color gris sucio, o marrón boñiga, con lo que se solucionarán peor y de mala gana.

Frente a adjetivos cerrados, excluyentes, apocalípticos,… propongo consideraciones abiertas, positivas, creativas, que dejan espacios amplios para el buen ánimo y las contribuciones ilusionantes.

Tal vez haya razones para pensar que esto o aquello es un horror, una injusticia, un insulto, un espanto, … pero es seguro que existen ventanas abiertas y caminos creados que permiten acudir, colaborar, contribuir y solucionar. Y ello desde la satisfacción de hacerlo, y hacerlo bien. Démonos el gusto de la alegría, la satisfacción, e incluso, por qué no, la euforia de hacer algo no porque estemos ante un horror o una vergüenza, sino porque estamos ante una oportunidad de sentirnos mejor, de sabernos partícipes de un grupo social que necesitamos y que nos necesita.

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DESESCALAR EL DESEQUILIBRIO

Elogio de los desequilibrios globales - El FinancieroLa agitación general a nivel planetario que está produciendo la pandemia por Covid19 abre una ventana de oportunidad para que puedan abordarse estrategias de cambio que la inercia social que veníamos arrastrando en las últimas décadas parecía imposibilitar.

De un modo u otro parece evidente que la economía mundial se ha desorganizado de tal manera que una reorganización siguiendo simplemente idénticos paradigmas a los que hemos estado vinculados en lo que llevamos de siglo XXI, puede no ser inmediata, y esto da una ventana de tiempo para actuar.

Para que una práctica fuertemente arraigada decaiga se precisan tres condiciones:

1. Dejar de ser popular;
2. Que sea y se demuestre objetivamente dañina;
3. Que haya medidas legales coercitivas que complementen el panorama.

Al haberse quedado expuesta y descolocada la organización económica que ha venido operando hasta ahora, estamos en un momento con buenas posibilidades reales de actuar de un modo más allá de lo meramente testimonial.

Entre las grandes cuestiones que requieren una reorganización que no sea volver simplemente a lo anterior, cabe subrayar dos elementos sustanciales:

- Los grandes desequilibrios (riqueza-pobreza, hambre-sobreabundancia, norte-sur, hombre-mujer, educación-ignorancia, fanatismo religioso)

- Los desajustes medioambientales (cambio climático, descarbonización, biodiversidad, contaminación)

 Los poderes de facto conservadores o negacionistas, que vienen siendo denunciados por organizaciones progresistas, es probable que intenten “desescalar” la crisis actual volviendo al camino anterior, sin desviarse un ápice de la dirección en que veníamos caminando. Sin duda son fuerzas bien arraigadas y con tentáculos bien establecidos entre los medios de comunicación-manipulación, los agentes financieros y los partidos políticos.

Un viejo adagio dice que “si no puedes vencerlos únete a ellos

 Podría ser un error de diagnóstico, que traería consecuencias negativas, considerar que es el momento de imponer por decreto criterios de gestión económica y fiscal más justos, desde los poderes públicos.

Tal como afirmaba el recientemente fallecido fundado del grupo Les Luthiers, Marcos Mundstock, “Nadie es completamente inútil; al menos sirve de mal ejemplo”. Considerar intrínsecamente perversos y diabólicos a colectivos como “financieros” o “empresarios” (aun se siguen oyendo genéricas diatribas contra el “Ibex35”) a los que solo queda “meter en vereda” puede ser una grave equivocación.

Porque cuando alguien se siente atacado, y más aun acorralado, su reacción natural será ponerse más fuertemente a la defensiva y luchar con todos sus medios contra el que considera su mayor peligro.

Sin embargo, estos colectivos (financieros, empresarios) disponen en realidad de mucho margen de maniobra para moverse, y lo podrán utilizar si se genera un clima de confianza en donde se sientan que pueden circular. De hecho, los colectivos ideológicos (los partidos políticos monolíticos, los medios de manipulación y los ciudadanos que los siguen a pies juntillas) tienen mucho menos margen de maniobra debido por una parte a su predisposición a ser manipulados, y por otra parte a su general seguidismo de consignas del socio-marketing, en detrimento de actitudes éticas fundamentales.

Se presenta ahora, como resultado del estado de desbarajuste y el grado de exposición en que empiezan a encontrarse los sistemas económicos mundiales, una gran oportunidad para crear el clima necesario que favorezca que las fuerzas más individualistas y menos solidarias comprendan y encuentren un cierto grado de satisfacción y realización personal, atreviéndose a salir de sus castillos y empezando a moverse por sus amplios márgenes de maniobra.

Para ello deberán sentirse de alguna manera “invitados” y no “amenazados”

Desde “lo público”, es decir, desde las instituciones del Estado, se puede (y se debe) actuar para impulsar el cambio. Pero la clave está en que si no se apunta en la dirección correcta y con los pasos apropiados, se podría producir un efecto rebote que solo consiguiera un atrincheramiento aun mayor de cada conjunto de fuerzas en sus respectivos fortines.

Desde “lo público”, se puede, y se debe, liderar el “desescalamiento” de los desequilibrios sociales y medioambientales. Pero convendría hacerlo con un recorrido por diversas fases. Las cosas empezarán a cambiar de verdad cuando se cumplan las tres condiciones que se apuntaban anteriormente: cuando deje de ser popular, cuando se demuestre que es dañino y cuando se aprueben unas reglas del juego más justas y satisfactorias.

Por consiguiente, en una primera fase del desescalamiento interesa especialmente aprovechar la exposición y el desbarajuste actual para multiplicar las acciones de sensibilización, ahora que los ciudadanos y las organizaciones están notablemente más receptivas. Es el momento de involucrar a las fuerzas tradicionalmente menos solidarias para que comprendan que tienen un papel sustancial en el cambio, como protagonistas del mismo, sin tener que abandonar todo su espacio de confort, pero olvidando posiciones de privilegio tan escandalosas como innecesarias para ellos mismos o sus entornos. Si se sienten invitadas y partícipes, si no se sienten amenazadas o despreciadas, estaremos aprovechando la ventana de oportunidad que se ha abierto en estos momentos.

En una segunda fase, habrá que aportar con seriedad y una sistemática impecable datos y medidas que demuestren que los desequilibrios sociales y medioambientales son netamente dañinos para el propio individuo.

Y en la tercera fase del desescalamiento, con una ciudadanía más sensibilizada que desprecie por impopular los abusos escandalosos, y con unos poderes fácticos que no se sientan amenazados sino protagonistas, y que disfruten saliendo de su atrincheramiento, será el momento de consolidar y dejar por escrito en los libros del derecho y las leyes, aquellas medidas fiscales y de gestión medioambiental que el mundo necesita para las próximas décadas.

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Los Monocitos Patrulleros

Esta mañana acabo de terminar una videoconferencia con una investigadora del CIB-CSIC (Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas) que llevan ya tiempo trabajando en una línea de investigación muy curiosa, a raíz del relativamente reciente descubrimiento de los llamados Monocitos Patrulleros. Estos son un tipo de células blancas presentes en la sangre que reciben el nombre precisamente de su función de "vigilancia" de cualquier tejido corporal, y están presentes en mayor cantidad, significativamente, en los pulmones, debido a que el pulmón es uno de los órganos más expuestos a agentes agresivos externos, dada su gran superficie de contacto con el aire inhalado.

El descubrimiento más interesante de este grupo de investigación es el hecho de que se ha encontrado que individuos que tienen niveles bajos o ausencia de la proteasa MT4 en estas células resultan en una actividad de patrullaje muy incrementada. Por lo tanto, con una herramienta que sea capaz de reducir el nivel de esta proteasa se consigue aumentar sustancialmente el grado de vigilancia, lo que revierte en un incremento muy importante de la actividad del sistema inmune.

Esto se ha conseguido con el diseño y pruebas, in vitro e in vivo, de un anticuerpo Anti-MT4, que ha demostrado efectivamente el incremento de la actividad de los Monocitos Patrulleros. En diversas pruebas experimentales de laboratorio se ha podido comprobar un efecto claramente beneficioso al potenciar los monocitos patrulleros en muy diversas patologías, como por ejemplo la metástasis del cáncer, las infecciones víricas o bacterianas y la enfermedad de Alzheimer. En todas estas patologías hay elementos extraños en los tejidos que cuanto antes sean identificados y señalados por los monocitos patrulleros, mejor será la respuesta del organismo.

En este momento han comenzado a estudiar en particular los beneficios que podrían obtenerse en la lucha contra el COVID19.

Al igual que en otras iniciativas relacionadas con las más recientes investigaciones en el ámbito del COVID19, no solo se está buscando una vacuna específica, o un medicamento concreto contra el virus. En muchos casos, como el presente, se trata de encontrar herramientas coadyuvantes, que mejoren el nivel y la calidad de la respuesta de nuestro sistema inmune, durante las fases agudas. Porque, como casi todo, existen efectos secundarios que hay que analizar cuidadosamente. En este caso, la disminución de la proteasa MT4 de forma continuada puede causar problemas serios, como por ejemplo el engrosamiento de las placas de aterosclerosis. Afortunadamente, las placas de aterosclerosis tardan años en formarse. Por lo que una reducción temporal (durante unas pocas semanas, a lo largo de una fase aguda de la patología que se esté tratando) de la proteasa MT4, que provoque una fuerte potenciación en ese tiempo de la actividad de los Monocitos Patrulleros, no causará daños sensibles y en cambio puede facilitar enormemente la acción del sistema inmune, contra la metástasis o contra una infección pulmonar grave, por ejemplo.

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La Inmunidad Entrenada

El sistema de inmunológico, un ejército que nos protegeComo parte de mi trabajo desde hace 10 años para la promoción de la investigación aplicada en el ámbito de la biotecnología médica, mantengo reuniones periódicas con investigadores y emprendedores que suelen ser todas ellas de gran interés.

Esta tarde acabo de terminar una multiconferencia con investigadores del CNIC- Instuto de Salud Carlos III, en donde me han estado explicando un fenómeno que me ha parecido muy atractivo. Se denomina "La inmunidad entrenada".

Como es sabido, el sistema inmunológico (formado por leucocitos que se desplazan por el torrente circulatorio y penetran en los tejidos con el objetivo de detectar y atacar a microorganismos y a otros invasores) se comporta de un modo innato (natural) o aquirido (vacunación)

Las vacunas tradicionales tienen enormes ventajas, pero se limitan a microorganismos muy concretos frente a los cuales se han desarrollado, y por lo tanto resultan ineficaces si el patógeno que causa la enfermedad es diferente o modifica su estructura. En cambio, la inmunidad innata proporciona una defensa inmediata frente a infecciones de forma no específica. La inmunidad innata se denomina así porque es congénita y proporciona una respuesta instantánea a los invasores.

En condiciones normales la inmunidad innata no tiene memoria. Está preparada para contraatacar con anticuerpos a todo antígeno que entre en el cuerpo sin especificar cual. Se puede decir que no mantiene un registro de los antígenos extraños específicos y no ofrece por lo tanto una protección preestablecida frente a una futura infección producida por el mismo patógeno. Es decir, cada vez que se produce una infección comienza de nuevo todo el proceso, que incluye la consabida respuesta inflamatoria, con todo lo que ello conlleva, y cuando esta respuesta se sale de control, el desastre final.

Pero estudios recientes han demostrado que la inmunidad innata puede ser entrenada para recordar de forma duradera una estimulación previa. Las células inmunes innatas, cuando son provocadas por ciertos estímulos, experimentan cambios duraderos que resultan en una respuesta mejorada a un segundo desafío por los mismos o incluso diferentes patógenos. Con ello podría conseguirse, en cierta manera, las ventajas de las vacunas (su capacidad de "recordar" el patógeno) y las ventajas de la inmunidad innata (la reacción inmediata ante cualquier invasor).

Una de las hipótesis que están precisamente en estos momentos en el candelero, para tratar de explicar por qué a los niños les afecta muchísimo menos el Covid19, es que tal vez la vacuna contra el sarampión que todos ellos han recibido podría estar actuando como "entrenador" para generar una defensa más potente y duradera contra otro virus, aunque diferente.

La inmunidad entrenada puede ser de aplicación en varios campos, y en particular como medida preventiva en colectivos determinados. Por ejemplo en personas mayores que son más sensibles a ataques de nuevos patógenos, debido al deterioro general que va sufriendo el cuerpo con la edad.

Este grupo de investigación del CNIC está trabajando en estos momentos para verificar si la inmunidad entrenada puede tener aplicación en las infecciones por coronavirus, probablemente como coadyuvante de otros tratamientos, a fin de multiplicar la capacidad de defensa del sistema inmunitario y evitar el tan temido repunte del próximo otoño.

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PECES PARA UN CONFINAMIENTO

Ayer estuve en Mercadona y vi en la pescadería unos jureles (chicharros) que parecían vivos, y unos verdeles (caballas) que estaban igualmente fresquísimos. Así es que me dije: un kilo de cada. Y claro, al llegar a casa, poner los dos kilos sobre la mesa de la cocina y ver la cantidad,.. pensé: algo hay que hacer con esto,.. ¿lo congelo? La verdad es que da pena congelar el pescado cuando lo ves tan fresco, porque con el congelado pierde bastante sabor y sobre todo textura. Segunda opción: escabecharlos. Tercera opción: compartirlo con los vecinos (pero ya escabechado, claro, que no le vas a llevar a nadie una caballa fresca y se la vas a dejar colgada del manubrio de la puerta).

Pues he aquí la receta. Nada más fácil que escabechar pescado. Y luego dura más de ocho días sin problemas.

Yo escabecho sobre todo chicharro y caballa, que son pescado azul, sano, sabroso, salvaje y a un precio que es de lo más barato de la pescadería: en concreto estos costaban ayer a 2,90 eur/kg para la caballa y 4,50 eur/ kg para el chicharro.

Pues se cortan (o te lo cortan ya en la pescadería) los peces en rodajas de unos dos o tres dedos. Lo rebozas con harina y le das un vuelta en la sarten con abundante aceite de oliva virgen extra. Más o menos un par de minutos por cada lado. No más. Según vas sacándolos de la sarten vas poniendo los trozos en una olla.

Añades a la olla dos o tres hojas de laurel, un puñadito de granos de pimienta, seis u ocho dientes de ajo con su piel pero con un golpe que los abra y sal a gusto.

El aceite de haber frito el pescado, como está limpio puesto que ha estado poco tiempo la fritura, lo añades también a la olla (bueno, vamos a ver, depende de la cantidad que tengas en la sartén. Si has echado mucho aceite, pues no lo eches todo a la olla). Por ejemplo, para un kilo y medio de pescado sería adecuado el equivalente a un vaso de los de vino, de aceite. Y ahora añades 1,5 veces de vinagre lo que echaste de aceite (es decir un vaso y medio de los de vino) y añades agua hasta cubrir el pescado.

Lo pones a cocer a fuego lento en torno a unos 15 minutos. Y ya está. Terminado.

Déjalo enfriar y cuando esté templadito lo pasas a un recipiente de cristal o de barro, y lo dejas en un lugar fresco hasta el día siguiente. Entonces ya tendrás hecho y listo el pote con escabeche, del que podrás ir sacando rodajas para aperitivo tal cual, o para templarlo  un poco y servirlo como plato en la comida, acompañado de unos cogollos de lechuga, o un tomate abierto al lado,... rico, rico.

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TIEMPOS DE REPENSAR LA FORMA DE COMER

Por lo general, yo creo que es mayoritaria, al menos en países del mediterráneo, la opinión de que la llamada "Comida Rápida" es algo de poca calidad nutricional, que puede sacar de un apuro de vez en cuando pero que si se abusa de ella su pueden incluso producir problemas serios de salud. Incluso se intentan poner algunas trabas sociales para disminuir su consumo, en beneficio general de la población y particular de cada individuo.

Pocos de quienes lleguen a leer este post dirán que están en desacuerdo con esta primera parte del mismo. Estaría bien conocer, sin embargo, cuantos de ellos siguen de acuerdo cuando lleguen al final del mismo, si es que llegan.

Porque mi reflexión, a partir de esta constatación, es hacer una extensión desde el concepto de consumo de comida rápida, hacia el concepto de consumo de comunicación rápida.

Efectivamente, la comodidad de entrar en un Burger, una Pizzeria o un Kebab, sin necesidad de tener que pensar en nada (porque el menú es Sota, Caballo y Rey) y sobre todo sin tener que pensar en cocinar en casa, y finalmente conseguir comer en pocos minutos para seguir con lo que se estaba haciendo, es lo que más identifica este concepto, alimentado así, si no nuestro cuerpo como se debe, sí desde luego nuestra pereza e indolencia. Y estoy seguro de que muchos o todos los que aun seguís leyendo, pensáis algo por el estilo.

Mi tesis es que algo muy similar se está produciendo con la comunicación, coincidiendo en muchas de sus características. Resulta sin duda muy cómodo hacer click sobre dos manitas aplaudiendo para no tener que explicar que lo que ha querido comunicar alguien me ha gustado (en algunos casos incluso porque así quedo bien sin necesidad de leer lo que el otro contaba). Resulta inocuo (como la decoración de formica de los burguer) hacer click sobre una carita llena de corazones, porque así uno queda bien sin tener que exponerse a decir "TE QUIERO".

Resulta sin duda práctico (como una pizza) hacer un reenviado de algun artículo, alguna canción, algún video, porque así nos hacemos presentes (es decir nos alimentamos en términos de comunicación) pero con muy poca calidad nutritiva. Claro, eso es mucho más cómodo que hacer la comida en casa (es decir, que pensar, elaborar, crear y comunicar).

Hay sin embargo algunas diferencias entre ambos conceptos. La primera es que la comida rápida lleva ya muchos años entre nosotros. Se han podido hacer estudios y ha habido tiempo para desarrollar y consolidar un pensamiento bien establecido que se opone, o al menos limita, la relativa preponderancia de esta forma de comer frente a la cocina más tradicional. Sin embargo el consumo de comunicación rápida es muy reciente, y por eso nos sigue deslumbrando, y además aun no nos ha dado tiempo a formar un pensamiento consolidado y potente que avise de que un excesivo consumo de la comunicación rápida puede generar serios problemas de salud.

Salvando todas las distancias, el consumo de tabaco comenzó a decaer en picado cuando se logró una desaprobación social del mismo. Cuando la gente en lugar de ser aplaudida se empezó a ver denostada si trataba de encender un cigarro en un lugar público (o incluso privado), entonces dejó de fumar. Fumar dejó de ser "cool" y .... como consecuencia de ello se empezó seriamente a dejar de fumar.

Salvando igualmente las distancias, mientras socialmente no comenzó a ser reprobable que las mujeres no tuvieran un papel más allá de lo marginal en la gestión y el poder en las empresas e instituciones, no se cambió la abrumadora desigualdad imperante. No es que fueran malos o hicieran mal su papel los hombres que detentaban muy mayoritariamente el poder y la representación, simplemente no era de recibo en una sociedad igualitaria. Y fue necesaria una cierta "discriminación positiva" para que la sensibilidad social mirara hacia donde debía.

El consumo de comunicación rápida, cuando se abusa del mismo, es dañino porque reduce la creatividad, tiende a banalizar sentimientos y uniformiza los caracteres. Sin embargo, aun siendo conscientes de ello, aun se sigue considerando "cool", aun tiene una gran aceptación social, y aun no se percibe como un peligro que, consumido en exceso y con sobreponderancia sobre otros mecanismos de comunicación, impulsa la vaguería mental y nos vulgariza en un tono medio de formica.

Creo que sería bueno que nos propusiéramos no conceder tantos iconos de palmadas ni tantos dedos pulgares arriba a prácticas de comunicación rápidas como las citadas antes, no porque puntualmente no sean interesantes, que sin duda lo son, sino porque alimentamos con ello la aprobación social de la práctica abusiva de este consumo. 

En su lugar abogo por hacer una especie de "discriminación positiva" hacia la creatividad personal, el pensamiento individual el esfuerzo mental. Aplaudamos de verdad, a quien expone algo de su propia cosecha, aunque no escriba tan bien como un experto comunicador, no toque tan bien un instrumento como un músico profesional, no haga fotos tan magistrales y artísticas, no se le ocurran gracietas tan humorísticas, o no graben videos tan emotivos. Aplaudamos sobre todo el esfuerzo, la ilusión de compartir algo propio (no copiado de otros), la creatividad natural de cada uno de nosotros. No será quizás tan ocurrente como para subirlo a competir en las denominadas redes sociales, pero será algo tuyo, mío, de nosotros.

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AWALE, UN JUEGO AFRICANO QUE TE PONDRÁ A PRUEBA

El Awalé – también conocido como Wari y Oware - pertenece a la familia de juegos denominados de MANCALA, que están muy extendidos sobre todo por África pero también por Oriente Medio y el Sudeste Asiático. Asimismo es un juego popular en el Caribe y en gran parte de la costa oriental sudamericana, sin duda como consecuencia de la trata de esclavos africanos a partir del siglo XVII. Se han encontrado tableros de Mancala tallados en piedra en templos de Menfis, Tebas y Luxor, sugiriendo que ya se jugaba en Egipto antes del 1400 a.C. Probablemente el juego pudo haberse originado espontáneamente como una evolución de los primitivos sistemas para contar que se usaban para hacer los inventarios. En África contemporánea sigue siendo uno de los juegos más conocidos y practicados tanto en ciudades como en aldeas rurales, especialmente en el África Occidental. Por eso se puede afirmar que probablemente se trate del único juego que ha permanecido en activo y sin decaer prácticamente a lo largo de más de 5000 años.

Los juegos de la familia Mancala combinan características de los juegos de estrategia, los juegos de recorrido, los juegos de posición y los juegos de ataque. Por eso, en los libros y tratados de juegos de tablero se le considera un grupo específico y original.

La familia Mancala abarca literalmente más de ochocientas variedades, cada una con sus reglas y tableros diferentes (algunos muy similares entre sí), si bien tienen en común, sobre todo, la originalísima forma de mover las piezas y realizar capturas, ya que las fichas (generalmente semillas del árbol tropical Caesalpinia Bonduc, aunque también conchas de cauri o simplemente pequeños guijarros) no pertenecen a ninguno de los dos jugadores sino que son compartidas por ambos. Curiosamente en los juegos de Mancala “mover las fichas” se llama “sembrar”.

 En general todos los juegos de Mancala tienen tres características comunes y que los diferencian de otras grandes familias de juegos:

a)   Los jugadores comparten las semillas, que son las fichas con las que se juega pero sin estar vinculadas a ninguno de los bandos, es decir ambos juegan con todas las semillas.

b)   A cada jugador le pertenece una zona del tablero, que es “su campo”, y es donde el jugador contrario puede capturar semillas para anotárselas.

c)    Por turno las semillas se van sembrando, de una en una, normalmente haciendo un recorrido circular por los agujeros del tablero, de modo que cada casilla (agujero) del tablero puede contener una o más fichas.

La finalidad del juego consiste en  intentar obtener para sí más semillas que el contrincante.

Dentro de la familia los juegos de Mancala difieren sobre todo por el número de filas de agujeros que contiene el tablero: dos filas, tres filas y cuatro filas.

El tablero de Awalé es de dos filas y se trata probablemente del más extendido sobre todo en occidente. Este tablero, se usó en las primeras "Olimpíadas de Juegos de la Mente" en Londres, 1997.

Una segunda diferencia importante, dentro de la familia de Mancala, es si el juego es de una o varias vueltas. En los juegos una sola vuelta (como el Awalé) se toman todas las semillas del agujero seleccionado y se siembran de una en una en los siguientes agujeros, hasta que se terminen las semillas que había. Sin embargo en los que se permiten múltiples vueltas si la última semilla cae en un hueco que ya contiene una o más semillas, el contenido de este hueco entonces se recoge y sus semillas se continúan sembrando en  los siguientes huecos, de modo que en esta modalidad. el turno de un jugador solo finaliza cuando la última semilla de una "vuelta" termina en un hueco vacío.

Las reglas del juego

El Awalé se juega sobre un tablero que contiene dos filas con seis huecos cada una y con 48 semillas. Los dos jugadores contendientes se sientan un frente al otro, con el tablero situado entre ambos, de modo que se forman dos campos de seis huecos cada uno, y así la fila más próxima a cada jugador es “su campo”.  A continuación se colocan las 48 semillas a razón de 4 por hueco, tal como se ve en la figura.

La mecánica del juego es muy sencilla, y sin embargo llegar a jugar bien como para ganarle a un aldeano de Ghana, por ejemplo, se puede llevar mucho tiempo. De ahí su gracia e interés.

El jugador que comienza la partida toma todas las semillas de cualquiera de los seis huecos que conforman su campo y las va “sembrando” a razón de una por hueco, en los siguientes huecos al que ha elegido, siempre en sentido contrario a las agujas del reloj, sin saltarse ningún hueco, es decir coloca una semilla en cada hueco, sea de su propio campo o del contrario, hasta que se le acaben las semillas del montón que había elegido.

Si la última semilla que siembra cae en su propio campo, no sucede nada más y se pasa el turno a su oponente, que realizará la misma acción, comenzando como es natural desde cualquier hueco de su propio campo. Si la última semilla que se siembra cae en el campo contrario, pero en un hueco que tenía tres o más semillas, o que no tenía ninguna, tampoco pasa nada y el turno se pasa al contrincante. Así, el siguiente movimiento no genera captura:

Entonces ¿cuándo se ganan fichas? Pues cuando la última semilla que se siembra cae en el campo contrario y en una casilla en la que había una o dos semillas. En tal caso, con la que se acaba de depositar, la casilla queda dos o tres fichas, con lo que éstas son retiradas por el jugador y se las apunta en su haber. Pero es más: si la casilla anterior (es decir en la que se depositó la penúltima semilla) quedó también con dos o tres semillas después de la siembra, éstas también son retiradas y lo mismo con la anterior a ésta, y así sucesivamente, siempre claro está que sean huecos del campo contrario. Véase una captura en el esquema siguiente:

En resumen, se ganan todas las fichas de huecos sucesivos que contengan dos o tres semillas, siempre que la siembra haya terminado en una casilla del campo contrario y que en la misma hayan quedado dos o tres semillas.

Hay dos excepciones a lo dicho hasta ahora:

  • Si el hueco del que se parte contiene 12 o más piedras, la siembra va a dar al menos una vuelta completa al tablero. En tal caso se sigue la regla de depositar una piedra en cada casilla, en sentido contrario a las agujas del reloj, pero se salta la casilla de la que se partió, que por lo tanto seguirá quedando vacía.
  • Está prohibido dejar al contrario sin ninguna ficha en su campo que le impida jugar. Por lo tanto si como consecuencia de una siembra resultaran vacíos todos los huecos del campo contrario el jugador que ha sembrado no podrá retirar ninguna semilla del tablero. Esta regla se llama “dar de comer”.

Esta última excepción exige, igualmente, que si un jugador se ha quedado con su campo vacío el otro está obligado a hacer una jugada tal que deje alguna ficha en el campo que estaba vacío, siempre que eso sea posible. Si no es posible la partida se termina y gana quien más semillas haya conseguido recolectar.

El objeto del juego, como se habrá ya adivinado, es recolectar más semillas que el contrario, de modo que si aunque no se haya terminado el juego uno de los jugadores ha conseguido acumular más de 24 semillas ya no es necesario seguir.

Por otra parte, si en el tablero quedan tan pocas semillas que se comprueba que ninguno de los dos jugadores va a poder recolectar alguna más, el juego se termina y gana el que haya conseguido más, aunque sean menos de 25.

Estrategias de juego

La mejor manera de adquirir soltura en cualquier juego, y de darse cuenta de las principales estrategias para ganar, es sin duda jugarlo muchas veces.

No obstante se pueden dar algunas pistas, que convendrá verificarlas por uno mismo para comprobar sus efectos en diferentes situaciones.

Probablemente la estrategia más común es tratar de acumular muchas piedras en un solo agujero del campo propio, porque si se tiene bien controlado el montón (que en lengua akan se denomina “kru”) se puede llegar a dar dos vueltas y sembrar varios huecos seguidos del campo contrario que estaban vacíos, y así terminan con dos piedras cada uno y por lo tanto se podrán recolectar inmediatamente.

Una buena estrategia para contrarrestar un kru del adversario consiste en “sobrecargarlo” es decir añadir con un movimiento nuestro una ficha más sobre el kru, de modo que por ejemplo en lugar de terminar en la última casilla de nuestro campo termine en la primera del suyo, y por lo tanto no pueda efectuar ninguna cosecha.

De manera general, no es aconsejable jugar casillas consecutivas del propio campo pues quedarán vacías, exponiéndose a que el contrario aplique una “bomba” y se lleve varias semillas en una sola jugada.

Por supuesto una de las mejores defensas es contar mentalmente (no se pueden coger con la mano para contarlas) las pepitas que contiene cada hueco del campo adversario y ver a qué hueco del campo propio podría llegarse desde cada uno de aquellos, procurando evitar que nuestras casillas amenazadas se queden con una o dos pepitas solamente, pues entonces seríamos objeto de una recolecta por parte del otro jugador.

PONTE A ELLO

Para jugar, como has visto, no hace falta disponer de ningún artefacto especial. Lo puedes preparar en tu casa en medio minuto. Basta, por ejemplo, con una huevera abierta (tiene 12 pocitos) y 48 judías o garbanzos.

Y si quieres jugar a distancia, por ejemplo con alguno de tus niet@s, éste es uno de los juegos que puedes encontrar en LUDOTEKA.COM

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