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TIEMPOS DE REPENSAR LA FORMA DE COMER

Imagen de javier.villoslada

Por lo general, yo creo que es mayoritaria, al menos en países del mediterráneo, la opinión de que la llamada "Comida Rápida" es algo de poca calidad nutricional, que puede sacar de un apuro de vez en cuando pero que si se abusa de ella su pueden incluso producir problemas serios de salud. Incluso se intentan poner algunas trabas sociales para disminuir su consumo, en beneficio general de la población y particular de cada individuo.

Pocos de quienes lleguen a leer este post dirán que están en desacuerdo con esta primera parte del mismo. Estaría bien conocer, sin embargo, cuantos de ellos siguen de acuerdo cuando lleguen al final del mismo, si es que llegan.

Porque mi reflexión, a partir de esta constatación, es hacer una extensión desde el concepto de consumo de comida rápida, hacia el concepto de consumo de comunicación rápida.

Efectivamente, la comodidad de entrar en un Burger, una Pizzeria o un Kebab, sin necesidad de tener que pensar en nada (porque el menú es Sota, Caballo y Rey) y sobre todo sin tener que pensar en cocinar en casa, y finalmente conseguir comer en pocos minutos para seguir con lo que se estaba haciendo, es lo que más identifica este concepto, alimentado así, si no nuestro cuerpo como se debe, sí desde luego nuestra pereza e indolencia. Y estoy seguro de que muchos o todos los que aun seguís leyendo, pensáis algo por el estilo.

Mi tesis es que algo muy similar se está produciendo con la comunicación, coincidiendo en muchas de sus características. Resulta sin duda muy cómodo hacer click sobre dos manitas aplaudiendo para no tener que explicar que lo que ha querido comunicar alguien me ha gustado (en algunos casos incluso porque así quedo bien sin necesidad de leer lo que el otro contaba). Resulta inocuo (como la decoración de formica de los burguer) hacer click sobre una carita llena de corazones, porque así uno queda bien sin tener que exponerse a decir "TE QUIERO".

Resulta sin duda práctico (como una pizza) hacer un reenviado de algun artículo, alguna canción, algún video, porque así nos hacemos presentes (es decir nos alimentamos en términos de comunicación) pero con muy poca calidad nutritiva. Claro, eso es mucho más cómodo que hacer la comida en casa (es decir, que pensar, elaborar, crear y comunicar).

Hay sin embargo algunas diferencias entre ambos conceptos. La primera es que la comida rápida lleva ya muchos años entre nosotros. Se han podido hacer estudios y ha habido tiempo para desarrollar y consolidar un pensamiento bien establecido que se opone, o al menos limita, la relativa preponderancia de esta forma de comer frente a la cocina más tradicional. Sin embargo el consumo de comunicación rápida es muy reciente, y por eso nos sigue deslumbrando, y además aun no nos ha dado tiempo a formar un pensamiento consolidado y potente que avise de que un excesivo consumo de la comunicación rápida puede generar serios problemas de salud.

Salvando todas las distancias, el consumo de tabaco comenzó a decaer en picado cuando se logró una desaprobación social del mismo. Cuando la gente en lugar de ser aplaudida se empezó a ver denostada si trataba de encender un cigarro en un lugar público (o incluso privado), entonces dejó de fumar. Fumar dejó de ser "cool" y .... como consecuencia de ello se empezó seriamente a dejar de fumar.

Salvando igualmente las distancias, mientras socialmente no comenzó a ser reprobable que las mujeres no tuvieran un papel más allá de lo marginal en la gestión y el poder en las empresas e instituciones, no se cambió la abrumadora desigualdad imperante. No es que fueran malos o hicieran mal su papel los hombres que detentaban muy mayoritariamente el poder y la representación, simplemente no era de recibo en una sociedad igualitaria. Y fue necesaria una cierta "discriminación positiva" para que la sensibilidad social mirara hacia donde debía.

El consumo de comunicación rápida, cuando se abusa del mismo, es dañino porque reduce la creatividad, tiende a banalizar sentimientos y uniformiza los caracteres. Sin embargo, aun siendo conscientes de ello, aun se sigue considerando "cool", aun tiene una gran aceptación social, y aun no se percibe como un peligro que, consumido en exceso y con sobreponderancia sobre otros mecanismos de comunicación, impulsa la vaguería mental y nos vulgariza en un tono medio de formica.

Creo que sería bueno que nos propusiéramos no conceder tantos iconos de palmadas ni tantos dedos pulgares arriba a prácticas de comunicación rápidas como las citadas antes, no porque puntualmente no sean interesantes, que sin duda lo son, sino porque alimentamos con ello la aprobación social de la práctica abusiva de este consumo. 

En su lugar abogo por hacer una especie de "discriminación positiva" hacia la creatividad personal, el pensamiento individual el esfuerzo mental. Aplaudamos de verdad, a quien expone algo de su propia cosecha, aunque no escriba tan bien como un experto comunicador, no toque tan bien un instrumento como un músico profesional, no haga fotos tan magistrales y artísticas, no se le ocurran gracietas tan humorísticas, o no graben videos tan emotivos. Aplaudamos sobre todo el esfuerzo, la ilusión de compartir algo propio (no copiado de otros), la creatividad natural de cada uno de nosotros. No será quizás tan ocurrente como para subirlo a competir en las denominadas redes sociales, pero será algo tuyo, mío, de nosotros.